INTRODUCCIÓN
En los últimos años ha existido
una preocupación por parte de los docentes y algunos investigadores sobre el
proceso que se lleva en las aulas educativas, para hacer del estudiante un ser
lector escritor, por lo que se ha generado el cuestionamiento sobre el cómo se
deben formar a los estudiantes en los
colegios para que lleguen a ser buenos lectoescritores, entendiendo que estos,
son los que adquieren el criterio que da la criticidad, son quienes preguntan
con interés de aprender, son los que usan
sus capacidades para sustraer un mensaje o una conclusión de lo que leen, y actúan
en consecuencia con determinación, ahora bien, Partiendo de esa capacidad y
criterio puedan generar un proceso de escritura lógico y coherente. Pero para
lograr esto es necesaria una revolución educativa, que involucre al gobierno
para que este actúe en beneficio de los procesos educativos que ayuden a
mejorar la lectoescritura.
Pero es evidente que dentro de
las políticas y planes educativos que ha generado el gobierno desde que la
educación ha sido considerada como un eje transversal primordial para la vida y
el que hacer de cualquier persona, no son los correctos, pues se ha venido
haciendo copia de procesos que se
implementan en otros países de acuerdo con sus necesidades, que aunque parezcan
ser iguales a las nuestras, los resultados demuestran que no lo son.
La premisa que se plantea en este
ensayo muestra una reflexión sobre como desafortunadamente los maestros estamos
tratando de hacer casi a la fuerza que los
estudiantes sean buenos lectores escritores (o por lo menos lectores) con el
poco esfuerzo que presta el estado para esta tarea, pues aunque parezca que hay
ayuda estatal, realmente no la hay de manera seria, pues los presupuestos para
la educación se invierten en procesos absurdos que como ya lo dijimos son
incapaces de generar un cambio educativo real.
Se pretende mostrar también como
con buenos procesos, sensatez, criticidad, buen juicio y sobre todo con la
aceptación de que el proceso de crear jóvenes lectoescritores en la escuela es
una mera leyenda, ya que es en esta (la escuela o colegio) en donde apenas dan
los primeros pasos de lo que es la escritura y lectura, pero que con estos
esfuerzo muchos jóvenes puedan por lo menos encariñarse con el acto de leer y
escribir, lo que da esperanza para que en su madures logren desarrollar por
completo estas cualidades.
LECTOESCRITURA Y LA CRITICIDAD
Los procesos de lectura y la escritura, son probablemente
una de las actividades que más influyen en el comportamiento social del humano,
ya que son fundamentales para acrecentar en los jóvenes la criticidad por lo
que no es de extrañar que su enseñanza sea uno de los temas más sobresalientes en la
educación formal, ya que no se puede prescindir de estas para comunicar pensamientos
o enseñar conocimientos, ahora bien los educadores han mostrado interés y
esfuerzo por tratar de incorporar en los jóvenes estas cualidades, pero no se
ha tenido el resultado deseado, y esto se debe a que muchos métodos, teorías y
modelos pedagógicos (como el tradicional) que aún se usan y se fundamentan en
el aprendizaje memorístico y casi forzoso
para someter a los estudiantes, han dado como resultado un rechazo por parte de
ellos hacia el aprendizaje y la lectoescritura, pues los estudiantes ejercen su
actividad (de aprender) “como una necesidad que le es impuesta”.( Ortega)
A esto se le suma el mal manejo que se le ha dado a
los recursos dispuestos para la educación, recursos que se han perdido en meros
ensayos educativos supuestamente en pro de la mejora de esta, que vasados en
experiencias ajenas ( de países Europeos o Norte Americanos) a las nuestras
pretenden solucionar los problemas que nos aquejan en este campo, pero que
obviamente no dan resultados favorecedores hacia el mejoramiento de nuestra
proceso educativo, pues nuestras experiencias y necesidades como sociedad son
diferentes a las de otros países, por lo que las estrategias para solucionarlas
también tienen que ser diferentes y únicas, y para colmos está el pacto entre
el gobierno y algunas editoriales para la creación de textos educativos que no
han sido cambiados a profundidad desde hace barias décadas, lo que nos deja
sumergidos en un atraso educativo, esto es muestra clara de la incompetencia de
los gobernantes para dar solución honesta y concreta a estas situaciones.
El rechazo de los jóvenes hacia el aprendizaje ha hecho que muchos educadores e
investigadores como Fabio Jurado Valencia quien cita algunas fuentes teóricas
de los años 1910 en adelante, como Alfonso Reyes, Juan José Arreola, Ernesto
Sábato y José Ortega y Gasset, se hayan
puesto en la tarea de investigar estos procesos llevados en las aulas
educativas, dando como resultado una serie de conclusiones muy benéficas para
la educación y especialmente para la lectoescritura, pues se pretende que los
estudiantes sean seres globales y reflexivos con un propósito social benéfico
para todos.
Para lograr esta reflexividad en los jóvenes es
importante aceptar que estudiar y aprender está asociados con la capacidad de
la indagación, de la pregunta que no tiene respuesta inmediata, para sentir el
deseo de cuestionar y de buscar soluciones a problemas que nos lleven
inevitablemente al encuentro con nuevos saberes. En este caso es primordial y
decisivo el papel del maestro en el enseñar, no para traspasar conocimientos,
sino para provocar la búsqueda de estos en el joven (Fabio Jurado Valencia), ya
que la educación es tecnisista, con nombres, fechas, lugares, formulas, y
definiciones, que hacen que se cree una ruptura entre el hombre y la escuela,
pues los estudiantes no quieren aprender lo que no les sirve en su para uso
cotidiano( Ernesto Sábato), por lo que es fundamental el maestro como dicho
puente conector.
Ortega dice que se trata de enseñar la necesidad de la
literatura o la necesidad de leer ciertas obras literarias. Se pueden enseñar
muchas teorías literarias, enseñar a hablar sobre literatura se puede enseñar a
repetir lo que dicen los críticos sobre las obras literarias, pero eso no asegura que se está educando en la literatura,
más bien los maestros deben ser puentes facilitadores entre el conocimiento y
el estudiante para crear un vínculo junto con la necesidad de aprender, de
leer, de cuestionar. Ya que
Es necesaria una teoría fuera del papel, una teoría de
hechos para guiar hacia la solución de
los problemas (Alfonso reyes), una teoría donde los maestros también enseñen
con sus propios ejemplos de escritura y lectura críticas, para que los
estudiantes vean es ejemplo y se sientan
impulsados a seguirlo, impulsados a crecer como autodidactas en la criticidad (Arreola).
Tal teoría debe fomentar el trabajo colectivo y favorecer el desarrollo de la
persona sobre el egoísmo, debe crear diálogos que permitan la solidaridad
(Ernesto Sábato). Se entiende entonces que debe existir una teoría que fomente
la criticidad lo que permitirá el desarrollo de la persona en aspectos
colectivos pues estos son fundamentales para crear sociedad.
CONCLUSIÓN
Durante mucho tiempo se ha
ubicado el proceso de lectoescritura como un esfuerzo perdido por parte de los
maestros que han tratado de hacer que
los estudiantes se esfuercen por desarrollar el gusto por este arte, pero con el poco esfuerzo que presta el estado para
esta tarea ha sido casi imposible dar buenos resultados, aunque existen
excepciones.
Pero con dedicación, reflexión y
esfuerzo se pueden crear buenos procesos llenos de criticidad, buen juicio y sobre todo con la
aceptación de los jóvenes hacia la lectoescritura.